No
se tiene a disposición un medicamento que actúe de manera
preventiva o terapéutica. Sólo queda el manejo sintomático,
en el cual se utilizan analgésicos, antipiréticos, vitamina
C, antihistamínicos, antitusivos, consumo abundante de
líquidos y reposo.
Todo
parece iniciarse con un simple estornudo, que horas después
conduce a una noche llena de molestias que impiden conciliar
el sueño. Al día siguiente lo primero que se puede ver
en el espejo del baño es una nariz colorada que hace contraste
con unas ojeras y un dolor que recorre cada centímetro
del cuerpo. ¿El diagnóstico? Se tiene a bordo el virus
más diversificado del mundo: la
gripe.
En
muchas ocasiones la gripe es confundida con catarros nasales
o resfriados que llegan con
los cambios climáticos. Esta enfermedad respiratoria aguda,
causada por la infección de los virus gripales, tiene
como principal característica su alto grado de contagiosidad.
En su desarrollo, afecta el tramo respiratorio superior
e inferior y simultáneamente presenta signos como fiebre,
dolor de cabeza, dolor muscular y debilidad.
Los
brotes gripales suceden todos los años, con grados de
propagación y afecciones sintomáticas diferentes. La periodicidad
de su aparición puede variara entre uno y tres años. Estas
epidemias ocurren casi exclusivamente en los meses que
corresponden a la temporada invernal. Su aparición es
generalmente un brote epidémico masivo que se propaga
fácilmente,
y llega a afectar países y continentes en corto tiempo.
Las epidemias globales o pandemias han ocurrido cada 10
´0 15 años, desde que se tienen registros de la gripe,
en 1918. Existen informes que afirman que en el presente
siglo se presentaron epidemias como la que atacó en 1918
y fue denominada "la gripe española". A consecuencia de
su contagio murieron miles de personas. En 1957 apareció
"la gripe asiática". Entre 1968 y 1969 apareció la llamada
"gripe Hong Kong" que hizo estragos principalmente en
ciudades densamente pobladas. Casos similares se presentaron
en 1976 en Estados Unidos, con el virus que se conoció
como "la gripe porcina".
El ABC
de la gripe
La gripe es tan cambiante como la moda femenina. Luego
de ser analizada a través de diferentes epidemias, ha
sido clasificada en tres tipos, A, B y C, con muchas variaciones,
que siempre están en proceso
de desarrollo de una variedad a otra.
Los tres tipos se distinguen entre si por sus propiedades
inmunológicas, en tanto que sus síntomas son similares
para todos los virus gripales.
Las epidemias de tipo A comienzan de manera brusca, alcanzando
su máximo en un plazo de dos a tres semanas y su duración
es por lo general de dos meses, sus síntomas ceden tan
súbitamente como empezaron. La cantidad de personas afectadas
varía de una epidemia a otra entre en un 10 y un 20 por
ciento del total de la población de una ciudad. En la
actualidad, los transportes rápidos contribuyen a la propagación
del virus desde cualquier lugar geográfico.
Un factor vital en la gravedad y difusión de una gripe
es el grado de inmunidad de la colectividad que enfrenta
el contagio. Una epidemia puede continuar propagándose
durante varios años hasta que el nivel de inmunidad se
eleva en la población.
La
gripe de tipo B provoca brotes menos extensos y con una
sintomatología menos intensa.
Es muy común que este tipo de virus se haga presente en
campamentos militares, escuelas
e instituciones para ancianos asilados. La complicación
más grave que puede presentar es el síndrome de Reye,
que se desarrolla en pacientes entre los 2 y os 16 años
de edad y que
afecta el sistema nerviosos central produciendo trastornos
mentales y convulsiones. La gripe tipo C es la más común
y pocas veces genera otras enfermedades.
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