La
hepatitis C es una enfermedad del hígado causada por
el virus
VHC que se encuentra en la sangre y los líquidos del
cuerpo. Aún no existe una vacuna contra este virus
y es por ello que se recomienda a
las personas que hayan podido estar expuestas este, especialmente
aquellas que recibieron transfusiones de sangre antes de 1992,
hacerse la prueba para la detección de la hepatitis
C. Este análisis clínico se realiza a partir
de la detección de anticuerpos en la sangre.
Cuando alguien se infecta con el virus de la hepatitis C,
su cuerpo comienza a producir anticuerpos para destruirlo.
Sin embargo, la mayoría de las veces, los anticuerpos
no logran identificar adecuadamente al virus
y la infección permanece a largo plazo. De hecho, gran
parte de las personas infectadas no saben que lo están,
debido a que no experimentan síntomas y pueden seguir
asintomáticas durante muchos años.
Es así como, en la mayoría de los casos, el
virus es detectado por casualidad, bien sea a raíz
de una donación voluntaria de sangre o durante una
consulta médica general. Este virus se propaga a través
del contacto con la sangre de una persona infectada, comúnmente,
entre las personas que se inyectan drogas o tienen muchas
parejas sexuales. También son de riesgo los pinchazos
con material cortante contaminado con sangre infectada y las
transfusiones de
sangre. La enfermedad no se adquiere a través de los
alimentos, el agua, la lactancia, ni al estornudar, abrazarse,
toser o cualquier otro contacto casual.
Tratamiento
Cuando se conoce a tiempo que una persona padece la hepatitis
C, se propone un tratamiento con interferón alfa,
sustancia segregada en la sangre para deshacer los virus
en general. Normalmente, se prescribe la inyección
de fuertes dosis durante tres meses. Si el medicamento no
da resultado después de ese tiempo, se debe suspender.
Si es eficaz se prolonga durante un año. Con el transcurso
del tiempo, cerca del 50 al 75% de estos pacientes terminan
presentando cirrosis hepática y falla hepática.
Protéjase y proteja a los demás
Usted puede protegerse así mismo y proteger a los
demás de la hepatitis C si:
- No comparte con nadie agujas para inyectarse drogas.
- Usa guantes si tiene que tocar la sangre de otra persona.
- No usa el cepillo de dientes o la máquina de afeitar
de una persona infectada o cualquier otra cosa que pudiera
tener su sangre.
- Si al hacerse un tatuaje o perforación en una parte
del cuerpo, se asegura de que se haga con instrumentos limpios.
- Si usted o su pareja tiene hepatitis C, use siempre condón
durante las relaciones sexuales.
- Si tiene hepatitis C, no done sangre o plasma, ya que
la persona que la reciba podría infectarse con el
virus.
Síntomas
Muchas personas con hepatitis C no presentan ningún
síntoma. Sin embargo, algunas podrían sentir:
Fatiga
Fiebre moderada
Enfermedad parecida
a la gripe
Náuseas y vómito
Dolor de estómago
Pérdida de apetito
Otros signos
Ojos y piel amarillenta
Orina oscura
Excremento de color claro
No
hay vacuna ni imunoglobulina (IG) para prevenir a las
personas contra la hepatitis tipo C. Sólo siguiendo
estas
medidas usted puede estar protegido
|