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Malas nuevas sobre la anorexia
Culto a la belleza Vs.
Bienestar reproductivo


Además de los efectos más conocidos de la anorexia, existen otros relacionados con la capacidad para engendrar un hijo. Las mujeres se están preparando para ser bellas y buenas profesionales, dejando en un lejano lugar las prioridades de salud, disminuyendo su función de procrear.

Por: John Fidel Cano Franco
Ginecólogo-Especialista Medicina Reproductiva
IN SER - Medellín

Mucho se ha hablado en los últimos años de la obsesión por la belleza, de los estereotipos de beldad y sus efectos sobre el desarrollo psicoafectivo de la población femenina. Las causas psicológicas y hasta psiquiátricas de trastornos de la alimentación representados por la anorexia y la bulimia ya cuentan con estudios y resultados, como el presentado recientemente por un grupo de la Universidad de Antioquia, que alertan sobre el riesgo que afrontan las jóvenes colombianas.

En el trabajo al que nos referimos, liderado por la psiquiatra Lucrecia Ramírez y la nutricionista Estella Moreno, en una población de 972 alumnas de secundaria de estrato medio y alto de Medellín, se encontró que al 77% de ellas "les aterra" la idea de ganar peso; el 33% se siente culpable después de comer; el 8% se induce el vómito como medida para no subir de peso y
el 46% práctica una actividad física por estética y no por salud. Este tipo de trabajos encienden
una alarma social al plantear uno de los índices más altos de riesgo en América Latina para trastornos de la alimentación.

Y es que además de las consecuencias que ya se han divulgado acerca de la anorexia, existen otras relacionadas con el pronóstico reproductivo (capacidad para engendrar un hijo), pues es claro que las mujeres se están preparando y luchan para ser bellas y buenas profesionales, dejando en un lejano lugar de sus prioridades el cuidado que deben brindarle a su salud, sufren una disminución importante en su función de procrear.

Sobrepeso y fertilidad
En los últimos 10 años en la medicina reproductiva se ha visto consultar a la paciente que con
un cuadro clínico de: obesidad o sobrepeso, trastornos menstruales, presencia de acné y con una ecografía trasvaginal que define claramente unos ovarios con múltiples quistes, se le diagnostica el síndrome conocido como ovario poliquístico (SOP).

Desde el punto de vista terapéutico, se recurre en la mayoría de los casos a lograr resultados mediante el tratamiento con fármacos inductores de la ovulación y si es necesario se recurre
a la inseminación artificial o la fecundación invitro. La disminución moderada de peso, sin que
se convierta en anorexia, forma parte fundamental de la terapia de concepción y en muchos casos es la única intervención exitosa.

En el caso de sobrepeso se ha demostrado que la producción de estrógenos por parte del tejido graso "sobrante" puede alterar los niveles básales hormonales y alterar la homeostasis del ciclo ovulatorio, además las alteraciones hepáticas en la disminución de la producción de hormonas transportadoras de hormonas sexuales, hacen que estas se encuentren más fácilmente en su forma libre y terminen alterando el normal funcionamiento hormonal.

Este caso, es tan solo uno de los efectos de la obesidad en el área reproductiva. Hallazgos más recientes han encontrado un efecto negativo en la implantación embrionaria de las pacientes obesas sometidas a fecundación invitro y un aumento en los índices de aborto.

bajo peso y pronóstico reproductivo
Pero, ¿qué sucede en la paciente delgada? Realmente no pasa algo parecido, sino peor. Trastornos nutricionales como la anorexia se inician en un 85% de los casos entre los 12 y 14 años, edad en la que la mujer está madurando hormonalmente. Los efectos en el tejido graso periférico de la emaciación (adelgazamiento morboso) algunas veces producida por las disminuciones marcadas de peso, terminará por alterar completamente las funciones de producción hormonal relacionadas con el adecuado desempeño de los ovarios.

Lo anterior porque el tejido graso periférico se convierte en última instancia en uno de los moduladores iniciales más importantes en marcar el inicio de la capacidad reproductiva, pues
el colesterol es un sustrato necesario para la producción de diversas hormonas, y generalmente está ausente en la mayoría de las dietas famosas para la disminución de peso.

Pero bueno, se podría pensar que esto sólo pasaría en los casos extremos, pero no. La irregularidad en el peso, el ejercicio extremo y las dietas severas se conjugan todos como factores que aún en mujeres sin el compromiso psiquiátrico de un trastorno anoréxico, alteran de diferentes maneras el normal funcionamiento hormonal y lógicamente, la capacidad reproductiva.

Por lo anterior, es que ya no sólo se ve en consulta a esta paciente clásica que por su obesidad evidente podríamos definir de entrada que presenta un trastorno ovulatorio, sino que es cada vez más frecuente atender al estereotipo de ejecutiva, "delgada", sometida a estrés laboral, que además siente necesidad de mantener una figura estética "adecuada" porque en muchos de los casos esto contribuye al éxito social. Su cuerpo, después de años de abuso, acusa en sus ovarios los efectos nocivos de estas medidas extremas para la búsqueda de lo que la sociedad
le exige y ella concibe como ideal de la belleza.

Lo anterior se suma a una necesidad imperativa del aplazamiento de la búsqueda del primer hijo, que hace que cada vez este tipo de mujeres busquen a edades mayores ser madres por primera vez.Es importante aclarar que el fin de la belleza no es malo en sí mismo, siempre y cuando no atente contra la salud de la mujer, pues es claro que estamos siendo testigos de una degradación obsesiva de prioridades sin tener en cuenta las consecuencias, que en muchas ocasiones, sacrifican la fertilidad (ser madre) por una belleza efímera (ser amante). Lo ideal es que con el equilibrio de madres y amantes las mujeres sigan teniendo, como hasta ahora lo han logrado evolutivamente, ambos poderes.

Qué es y a quiénes afecta
La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. Se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva del peso mediante ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos. Esta enfermedad suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.

La edad de inicio de la anorexia se sitúa en la primera adolescencia, en torno a los 12 años, si bien la población más afectada se encuentra entre los 14 y 18. Es más frecuente en las clases sociales media y media-alta. En un 95 por ciento de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en los últimos años se ha producido un aumento en hombres, en mujeres adultas y en niños.

Factores desencadenantes y síntomas
La propia obesidad del enfermo
Obesidad materna
Muerte o enfermedad de un ser querido
Separación de los padres
Alejamiento del hogar
Fracasos escolares
Accidentes
Sucesos traumáticos

Síntomas:
Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla
del enfermo.
Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo
de lo recomendable.
Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones.
Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea).

Además se presentan otros síntomas muy variados: estreñimiento, dolor abdominal, vómitos, etc. Pero es la familia la que detecta los síntomas que dan la voz de alarma: preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los alimentos; constante sensación de frío; reducción progresiva de los alimentos; obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte; utilización de trampas para evitar la comida; hiperactividad.
A estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la sensación de saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia de sensaciones.

La irregularidad en el peso, el ejercicio extremo y las dietas severas, se conjugan como factores que aún en mujeres sin el compromiso psiquiátrico de un trastorno anoréxico, alteran de diferentes maneras el normal funcionamiento hormonal y lógicamente, la capacidad reproductiva.

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